Whiplash era un trio de thrash metal con base en Nueva York, con una particularidad extramusical: los músicos tenían el mismo nombre de pila y apellidos italianos (Portaro, Bono y Scaglione). Los pesqué en plena epoca de grabarme casetitos de los vinilos que traía la extinta disquería Excalibur a fines de los ochenta. “Power And Pain” es su disco debut y al escucharlo hay una palabra que lo define categóricamente: CRUDEZA. Acá todo es lanzado contra la pared con muchas ganas de sonar bien furiosos y sucios sin preocuparse mayormente por una producción prolija, pero si en sonar bien “sacados”.
El resultado es demoledor, lo ponés a todo volumen y se rompen los vidrios. “Stagedive” te pasa por arriba como un tornado con sus guitarras caóticas (A cargo de Tony Portaro que también vocaliza), el riff de “Last Man Alive” es medio metalero tradicional pero allí está la voz de Portaro (Muy similar a la de Tom Araya de los primeros discos) para poner la dosis de ferocidad correspondiente. T. J. Scaglione castiga a su batería y Tony Bono (R.I.P.) lo secunda con su bajo.
Los temas casi no pasan los cuatro minutos, ni lo precisan. La intención es demoler, sonar seco/sucio y meter un palazo tras otro como se aprecia en el tema “Messages In Blood”. Obviamente este es un disco debut en donde hay una intención clara y ya explicada arriba: los tres músicos vomitan un track tras otro asemejándose a un volcán en erupción. Nada de ejecuciones virtuosas, solos elaborados y cortes de rítmo logrados. 100% caña dirían los gallegos.
Así se suceden bombazos acelerados como “War Monger”, el riff esquizoide de “Power Thrashing Death”, la agresividad fulminante de “Spit On Your Grave”, y mi favorito de todo el disco: “Nailed To The Cross” con su riff rasposo y hasta ganchero mientras Portaro se saca la laringe por la boca en el chorus, cerrándose el tema con el sonido de un martillo dando en la cabeza de un clavo.
“Power And Pain” es thrash clásico al 100%. Crudo, violento, sacado y sin pensarlo mucho en el buen sentido. Vale la pena escuchar discos así para ubicarse en el sonido distintivo del thrash más radical.
Calificación: 8/10
El resultado es demoledor, lo ponés a todo volumen y se rompen los vidrios. “Stagedive” te pasa por arriba como un tornado con sus guitarras caóticas (A cargo de Tony Portaro que también vocaliza), el riff de “Last Man Alive” es medio metalero tradicional pero allí está la voz de Portaro (Muy similar a la de Tom Araya de los primeros discos) para poner la dosis de ferocidad correspondiente. T. J. Scaglione castiga a su batería y Tony Bono (R.I.P.) lo secunda con su bajo.
Los temas casi no pasan los cuatro minutos, ni lo precisan. La intención es demoler, sonar seco/sucio y meter un palazo tras otro como se aprecia en el tema “Messages In Blood”. Obviamente este es un disco debut en donde hay una intención clara y ya explicada arriba: los tres músicos vomitan un track tras otro asemejándose a un volcán en erupción. Nada de ejecuciones virtuosas, solos elaborados y cortes de rítmo logrados. 100% caña dirían los gallegos.
Así se suceden bombazos acelerados como “War Monger”, el riff esquizoide de “Power Thrashing Death”, la agresividad fulminante de “Spit On Your Grave”, y mi favorito de todo el disco: “Nailed To The Cross” con su riff rasposo y hasta ganchero mientras Portaro se saca la laringe por la boca en el chorus, cerrándose el tema con el sonido de un martillo dando en la cabeza de un clavo.
“Power And Pain” es thrash clásico al 100%. Crudo, violento, sacado y sin pensarlo mucho en el buen sentido. Vale la pena escuchar discos así para ubicarse en el sonido distintivo del thrash más radical.
Calificación: 8/10
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