“Advertencia: Este disco contiene 246 riffs”. Eso me llamó la atención cuando busqué información en una pagina de thrash metal especializada allá por marzo de 2004. Por esas cosas de la vida me había comprado y escuchado todos sus discos anteriores, pero este justo no. Nos ha pasado a todos y nos seguirá ocurriendo: esto de descubrir un disco o bandas varios años después que editaron algo.
Mi inicio a Dark Angel se dió con “Darkness Descends” en 1992, gracias a un cassete grabado de vinilo que compré en la antigua disquería “Excalibur”. Luego con la llegada del p2p y programas para compartir/bajar discos logré escuchar “Time Does Not Heal”. A la segunda oída encargué de inmediato la reedición que lanzó Century Media en una disquería especializada de la calle Lavalle.
Este fue el último disco de Dark Angel y por lejos el mejor musicalmente. En “Darkness Descends” todo era riffs y velocidad frenética sin parar (pero sin parar en serio, Hoglan le daba al snare 5 minutos seguidos), voces “susurradas” y solos que destrozaban el sistema nervioso central. “Leave Scars” fue una decepción absoluta, riffs disonantes sin nada de otro mundo y con mucha menos velocidad e impacto que su antecesor. Y para colmo se incluía un impresentable y vomitivo cover de “Inmigrant Song” de Led Zeppelin.
“Time Does Not Heal” dura 60 minutos y tiene 9 temas (muy largos casi todos ellos). La producción de Terry Date (OverKill, Metal Church) es excelente, y por vez primera se puede apreciar claramente cada instrumento gracias a la mezcla. Ron Rinehart intenta meter lineas melódicas con éxito a sus vocalizaciones thrashers, modulando mejor.
Los guitarristas Eric Meyer y Brett Eriksen (Ex Viking) son las figuras que se destacan dado al festival de riffs dado en el disco. Aceleran, frenan, cortan, serruchan, esto es una maravilla y un disco imprescindible para fans del thrash metal más trabado. El tema título abre la placa con todos los ingredientes expuestos anteriormente, incluyendo una breve introducción de guitarra acústica alternada con otra eléctrica. El baterista Gene Hoglan ya no corre más contra la velocidad de la luz y se luce con su técnica de batería con breaks y cambios de tempo.
“Pain’s Invention, Madness” tiene bastante del Metallica de “And Justice For All...”, pero también contiene muy buenas vocalizaciones de Rinehart (¡Que por momentos intenta asemejarse a una suerte de Bruce Dickinson mucho más grave!). “The New Priesthood” es uno de los más destacados, no sólo por su letra
“La historia te muestra...
Las preguntas que no se han podido contestar...
Grandes interrogantes de la vida...
Son sólo obstaculos para nosotros...
Tenemos solo respuestas...
Que el hombre de Dios no puede justificar...”
Las preguntas que no se han podido contestar...
Grandes interrogantes de la vida...
Son sólo obstaculos para nosotros...
Tenemos solo respuestas...
Que el hombre de Dios no puede justificar...”
Asimismo, provoca una sobredosis de riffs uno atrás de otro con distintos matices mientras la banda suena a pleno.
Otra vez el vocalista en cuestión trata de salir de su rango thrasher característico sin perder la esencia. El tema es largo pero uno no tiene ganas ni de poner stop en el equipo o en hacer otra cosa que seguir escuchando. Los demás temas revisten similares características, con muchísimo impacto, ganas, y la banda en su punto más alto.
No voy a hablar a fondo de “Psychosexuality”, ni de los sublimes riffs de todos los formatos imaginables (se repiten uno tras otro, ya dije cuantos hay en todo el disco al inicio), cortes, machaques y buenas voces de thrash que hay en “An ancient Inherited Shame”, “Trauma And Catharsis” y “Sensory Depravation”.
Si hay que destacar un tema, es el que cierra esta joya. “A Subtle Induction” vuelve a la velocidad que tenían en los tiempos de “Darkness Descends” pero conservando la evolución que demostraron en los otros ocho temas. El tema es más corto de la placa, siendo su final tan brillante como caótico, parece que te va a explotar la cabeza con la furia con la que descargan todo los músicos. A los pocos meses, la banda se separaba.
Este disco los encontró en su mejor momento musical, aunque para los amantes del género el clásico de ellos sea “Darkness Descends”. Fans del Metallica de “And Justice For All” o del Heathen de “Victims Of Deception”, no pueden pasar por alto este talismán. 246 riffs!
Calificación: 10/10
Discazo lástima que los cd's son difíciles de encontrar.
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