domingo, 18 de marzo de 2007

ANNIHILATOR “Alice In Hell” (1989, Thrash Metal)


Allá por 1991 me lo grabaron en cassette los muchachos de la disquería Excalibur y durante algún momento de la década del noventa terminé comprando el CD en Jackflash, aproveché y compré la edición remasterizada que traía unos bonus interesantes. Annihilator es Jeff Waters, su guitarrista y mentor. Los demás músicos lo secundan. Estudió algo de música clásica, jazz, pero debió interrumpir los mismos porque en aquella época jugaba mucho al hockey sobre hielo (Principal deporte de Canadá).

Sus influencias musicales (metálicas) eran Judas Priest, AC/DC, Iron Maiden y Scorpions. Luego descubriría el metal más under de aquella época gracias a Metallica, Slayer, Exodus, Venom y Razor, las cuales lo motivaron a fundar la banda. Tras un par de interesantes demos varios sellos empezaron a interesarse: Combat, Mechanic, Metal Blade y Roadrunner. Waters recibe un subsidio de 20.000 dólares del gobierno canadiense para grabar este álbum, cifra que posteriormente Roadrunner reintegraría al ofrecerle contrato a la banda. Lo interesante de esta normativa era que si la banda que recibía el dinero no obtenía un contrato de grabación no estaba forzadaa devolver dinero alguno. El fin era alentar a los artistas canadienses a grabar pese a no tener el apoyo de un sello.

“Alice In Hell” es un gran álbum debut, sacudió al mundo thrasher por el enfoque hiper-técnico exhibido en los riffs que Waters desparrama por cada hueco del CD. Se abre la placa con una excelente intro acústico bellísima llamada “Crystal Ann”.

En Annihilator hay una regla a rajatabla: la guitarra comanda, el resto secunda. Así se suceden sin respiro el muy oscuro “Alison Hell”, la velocidad y virulencia de “W.T.Y.D.”, temas con un riff más intrincado, filoso y virulento que otro... y son los nueve que te golpean sin parar. Los primeros tracks son atrapantes pero lo mejor de “Alice In Hell” está en su parte final: breaks muy bien puestos en “Schizos (Are Never Alone) Part I y II”, el machaque contagioso e incontenible de “Ligeia” (Basada en el cuento homónimo de Edgar Allan Poe), más el final a toda velocidad y agresión pura de la mano de los desintegradores violazos de “Human Insecticide”.


Cortan, aceleran, mantienen un rítmo, machacan, mientras los riffs de Waters se suceden uno tras otro, uno más eléctrico/vibrante, otro más melódico/intrincado. El resto de los músicos desde ya quedan atrás pero el nivel instrumental e interpretativo que hay en el disco es muy alto. Acaso el punto más flojo sea la voz de Randy Rampage que no termina de convencer o brillar al nivel del resto de los muchachos (Cantaba en D.O.A., una banda de hardcore).

Los bonus tracks son dinamita pura: Por un lado está “Powerdrain” es un instrumental hiper vibrante (Años después lo reconstruirían para incluirlo en un tema del disco “Criteria For A Black Widow”, no me pregunten cual), y luego vienen los demos de “Schizos I y II” (Instrumentales solamente) y el de “Ligeia” con Jeff Waters en las voces adoptando un registro deathmetalero. “Alice In Hell” muestra a una banda que arrancó con el pié derecho e iba a terminar de explotar con el disco siguiente.

La prensa en su momento los llamaba “La respuesta canadiense a Metallica”. No fue así pero este disco fue el primero de una banda que quedó en la historia y aún sigue sacando discos... sin llegar a las alturas de este muy buen debut. Una pesadilla virtuosa hecha álbum.

Calificación: 8/10

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