¿Vieron cuando uno seguía a una banda con interés y de golpe la abandona sin una razón en concreto?. Pues a mí me pasó esto con Metal Church. Tras los cuatros primeros discos, entre los cuales se encuentra un gran disco llamado “The Dark”, y otros con más influencia del thrash sin apartarse de lo que es el metal básico caso de “Blessing In Disguise” y “The Human Factor”, la banda quedó fuera de una multinacional (Estuvieron en Elektra y en Epic/CBS) por segunda vez sumergiéndose en un lento ostracismo. Fue allí mi pérdida de contacto con ellos.
Y si bien este trabajo es del 2004 decidí reencontrarme con la banda de Kurdt Vanderhoof hace estimadamente un mes y opté por este trabajo que lanzaron en aquel año con un line up más que auspicioso. Por desgracia el cantante original del grupo David Wayne (Quien durante unos años fue reemplazado por el ex Heretic Mike Howe) falleció luego del disco antecesor a este (“Masterpeace”) pero encontraron en el vocalista Ronny Munroe un sustituto óptimo para el puesto más el agregado del ex Malice Jay Reynolds para hacer tándem junto a Kurdt en las violas. Kirk Arrington tras los parches es el otro miembro original que sobrevive de aquel disco debut “Metal Church” junto a Vanderhoof. Munroe no comete el error de querer sonar como un clon de Wayne y posee un registro entre medio y semi agudo que no llega a ser “Dickinsoniano” pero si le dota algo del sabor que le imprimía el fallecido cantante a las canciones, lo cual calza muy bien en lo que musicalmente pretende el quinteto para esta ocasión: heavy metal sin rodeos con una alta influencia del metal europeo: Iron Maiden, Judas Priest y Accept se sienten y mucho.
Casi no hay atisbos de los elementos thrashers que se insinuaban en la tercera y cuarta placa. Hasta uno pareciera estar escuchando una banda europea y no una surgida de Seattle, Estados Unidos. Los diez temas en promedio son de cinco minutos para arriba y hay compositivamente momentos muy logrados como en la abridora “Leave Them Behind”, los ocho minutos a media marcha de “Madman’s Overture” plagados de epicismo, o bien coros ochentosos en los vibrantes “Hero’s Soul” (Escuchar las violas explotar de 02:03 a 03:30) y los galopes y pompa de “Wings Of Tomorrow”.
Desgraciadamente el punto flojo de la placa está en la introducción y riff principal de “Cradle To Grave”, lisa y llanamente un plagio al característico de “Two Minutes To Midnight” de Maiden puesto que pudieron haber optado por algún otro riff que tan bien les salen a ellos mismos sin recurrir a este tipo de “prestamos”.
El “ancho de espada” de Metal Church se llama Kurdt Vanderhoof. Tras el lanzamiento y gira de “The Dark” siguió siendo parte de la banda pero en las sombras y solamente como compositor de los temas puesto que no quería girar más con el grupo por hastío hacia la vida de carretera. Para esta ocasión nuevamente el asume la composición de gran parte del material, produce el disco, con el plus de que supo rodearse de músicos capaces de retener ese gusto metálico tradicional de hace dos décadas (Escuchar “Sunless Sky” para salir de dudas con sus pasajes acústicos y excelentes melodías), y hasta rematar el disco con algo de machaques en “Blood Money”. Un muy buen disco por más que a todo el mundo “no le pese”.
Y si bien este trabajo es del 2004 decidí reencontrarme con la banda de Kurdt Vanderhoof hace estimadamente un mes y opté por este trabajo que lanzaron en aquel año con un line up más que auspicioso. Por desgracia el cantante original del grupo David Wayne (Quien durante unos años fue reemplazado por el ex Heretic Mike Howe) falleció luego del disco antecesor a este (“Masterpeace”) pero encontraron en el vocalista Ronny Munroe un sustituto óptimo para el puesto más el agregado del ex Malice Jay Reynolds para hacer tándem junto a Kurdt en las violas. Kirk Arrington tras los parches es el otro miembro original que sobrevive de aquel disco debut “Metal Church” junto a Vanderhoof. Munroe no comete el error de querer sonar como un clon de Wayne y posee un registro entre medio y semi agudo que no llega a ser “Dickinsoniano” pero si le dota algo del sabor que le imprimía el fallecido cantante a las canciones, lo cual calza muy bien en lo que musicalmente pretende el quinteto para esta ocasión: heavy metal sin rodeos con una alta influencia del metal europeo: Iron Maiden, Judas Priest y Accept se sienten y mucho.
Casi no hay atisbos de los elementos thrashers que se insinuaban en la tercera y cuarta placa. Hasta uno pareciera estar escuchando una banda europea y no una surgida de Seattle, Estados Unidos. Los diez temas en promedio son de cinco minutos para arriba y hay compositivamente momentos muy logrados como en la abridora “Leave Them Behind”, los ocho minutos a media marcha de “Madman’s Overture” plagados de epicismo, o bien coros ochentosos en los vibrantes “Hero’s Soul” (Escuchar las violas explotar de 02:03 a 03:30) y los galopes y pompa de “Wings Of Tomorrow”.
Desgraciadamente el punto flojo de la placa está en la introducción y riff principal de “Cradle To Grave”, lisa y llanamente un plagio al característico de “Two Minutes To Midnight” de Maiden puesto que pudieron haber optado por algún otro riff que tan bien les salen a ellos mismos sin recurrir a este tipo de “prestamos”.
El “ancho de espada” de Metal Church se llama Kurdt Vanderhoof. Tras el lanzamiento y gira de “The Dark” siguió siendo parte de la banda pero en las sombras y solamente como compositor de los temas puesto que no quería girar más con el grupo por hastío hacia la vida de carretera. Para esta ocasión nuevamente el asume la composición de gran parte del material, produce el disco, con el plus de que supo rodearse de músicos capaces de retener ese gusto metálico tradicional de hace dos décadas (Escuchar “Sunless Sky” para salir de dudas con sus pasajes acústicos y excelentes melodías), y hasta rematar el disco con algo de machaques en “Blood Money”. Un muy buen disco por más que a todo el mundo “no le pese”.
Calificación: 8/10
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