Hay una frase que no sé quién la dijo. "Desconfío de todo aquel que no guste de AC/DC". Deberían hacerle un monumento. El quinteto australiano ha pasado por un sinfín de situaciones y nos ha regalado un rock único, irrepetible y que hasta mi padre que no entiende nada de rock si suena dice "Es AC/DC esto...". Y mueve el pie. Eso es AC/DC, los acordes simples y eficientes, el ritmo, la cadencia, el latido. Cuando todos daban por muerta a la leyenda con la desgraciada muerte de Malcolm Young (RIP, escribí un post sobre el cuando ocurrió, interesados buscar más abajo) Angus llamó a sus viejos compañeros de batalla y con la materia prima que había pergeñado ya con su difunto hermano más el agregado del sobrino Stevie Young que ya lo reemplazaba en "Rock Or Bust", ponen manos a la obra nuevamente con la producción de Brendan O' Brien. La bestia resucita ya con Phil Rudd y su pegada única en el abridor "Realize". La casa está en orden: AC/DC sigue siendo AC/DC para los que los amamos y también para los que los odian. Si no se rompe dejalo así. "Shot In The Dark", "Witch's Spell" la adrenalina extra en "Demon Fire" y "Wild Reputation" suben más la vara en un disco parejísimo y que dice a gritos el rock no ha muerto. Angus y sus acordes, Cliff bancando todo con Rudd y el sobrino, y el recuperado Brian Johnson con su característica voz. Lamentablemente por la pandemia se pospuso la gira mundial y ojalá no sea su último opus pero de ser así este es mi disco favorito de ellos de todos los editados en 2000-.
Calificación: 8.5/10
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