¿Caben dudas que Motörhead fue una banda esencial en la historia del metal?. Si bien Lemmy recalca permanentemente que el hace “rock and roll” y no “heavy metal”, la influencia de su grupo se desparramó desde las vertientes metálicas más aguerridas hasta el hardcore, incluyendo al hard rock (Slash es un reconocido admirador del grupo).
En lo que a mí concierne, los descubrí viendo un especial en vivo de la BBC en Cablevisión cuando era adolescente, y si bien me volaron la cabeza nunca llegué a comprarme los CDs en estudio limitandome a mi CD del “No Sleep ‘Til Hammersmith” con el agregado de cintas de “1916” y “Ace Of Spades” que me pasaba un ex compañero de la facultad. Este año me agarró mal la fiebre con la banda dado que descubrí que fueron lanzados unos remasters en formato CD doble. Entre ellos este desnucador disco que marca el comienzo de algo realmente grande.... y pesado.
Me cuesta imaginar como debía sonar de extremo Motörhead para el oyente medio de los setentas. Judas Priest y AC/DC crecían sostenidamente, Saxon se consolidaba con sus primeros pasos, y otros actos más hard rockeros como UFO y Thin Lizzy obtenían un reconocimiento más moderado. A diferencia de los grupos mencionados, Lemmy y los muchachos tocaban un rock and roll con toques de blues totalmente al mango, ardiente, vibrante, aguerrido, tal como si te fueran a explotar adelante tuyo.
El disco arranca con un tema que es de lo mejor en su historia, justamente el tema título “Overkill”. Phil “Philty Animal” Taylor atrona con su batería seguido de “Fast Eddie” Clarke con una viola aceleradísima y volcánica, junto a Lemmy en el bajo y voz se llevan puesto todo aquel que se les interponga en su paso.
Si bien el grado de intensidad de este tema no es igualado en todo el CD, hay muchos temas enojados e intensos pero con esa dosis tan propia que equilibra huevos, guarrismo y rock en una forma increíble caso de “I’ll Be Your Sister” y los vibrantes “(I Won’t) Pay Your Price” y “Damage Case”. Otros temas son más lentos y enojados, como “Capricorn” y “Metropolis”, o más acelerados como los casos de “No Class”, “Limb To Limb” y “Tear Ya Down”, manteniendo en todo momento una pesadez e intensidad como jamás se había escuchado en ese momento.
El trío tiene un alto grado de musicalidad en cada integrante, las influencias bluseras y rockeras de los intérpretes se advierten. Clarke es una máquina de escupir riffs furiosos y de crear solos muy interesantes, Lemmy sabe usar su bajo con otros recursos sin limitarse a “hacer base” y Taylor es un baterista tremendamente sólido y con un sentido especial de la rítmica.
En este disco Motörhead logra un sonido más macizo y aguerrido en relación a sus dos primeros trabajos, dando comienzo a una seguidilla de discos inolvidables. No tendrán “variaciones musicales” (Como les recalcan los críticos que siempre exigen que una banda innove o no se repita de un disco a otro), pero como pasa con AC/DC, Slayer y otros grupos selectos, no precisan de todo esto porque lo que hace Motörhead es pasarte por arriba sin contemplaciones.
Si nunca escuchaste a la banda, recomiendo empezar por este disco.
Calificación: 8.5/10
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