Esta banda fue de las primeras que escuché en este estilo (incluso antes que Slayer). Mi inicio a Death Angel fue con un cassette grabado de vinilo de “Frolic Through The Park” (su segundo disco),
. Para entender un poco a “Act III” y sus circunstancias hay que hacer un breve repaso histórico de la banda. Cinco pendejos que con su primer álbum “The Ultra Violence” lograron hacerse un lugar dentro de la escena de la mano de un thrash bien primitivo en la línea del primer Metallica/Exodus (En donde su mayor problema era tocar en vivo por ser menores). Para “Frolic Through The Park” se vuelven más técnicos y empiezan a incorporar leves elementos de funk a la par de más coros melódicos con excelentes resultados y repercusión en las revistas del palo.
Para aquellos años una banda de thrash que prometía mucho eras fichada por un sello grande, ya que estaban todos a la pesca del “próximo Metallica”. Esto le ocurrió a Exodus, Flotsam And Jetsam, Meliah Rage, Annihilator y muchas más que al final terminaron despedidas porque no vendieron lo que estos sellos imaginaban. Death Angel firma contrato con Geffen Records (El sello que tenía a Guns N´ Roses), y les ponen uno de los mejores productores posibles para que les produzca este “tercer acto”: Max Norman.
“Act III” de entrada no me enganchó, casualmente la misma persona que me afanó el CD de “Frolic” unos años antes tuvo la amabilidad de hacerme una copia en cassette de este tercer disco. No sé si era el momento o qué, pero fue el típico álbum que pasó sin pena ni gloria luego de dos oídas. Vaya a saber por qué causa al año lo volví a escuchar y me enganché muchísimo al punto que es mi disco favorito de la banda.
En “Act III” la banda maduró muchísimo no sólo en las composiciones - más variadas siempre dentro de lo que es el thrash - sino en las ejecuciones. Todos los temas tienen gancho, energía y fluidez, pero con diferentes matices. El disco arranca a todo vapor con dos temas excelentes, la velocidad, trabazón y melodías de “Seeming Endless Time”, y la contundencia de los innumerables machaques que arremeten en “Stop”.
El ingrediente funk se hace muy palpable en la sección rítmica que conforman el baterista Andy Galeon y Dennis Pepa, lo cual le da un groove diferente a tracks como “Discontinued” o “Stagnant”, tema en donde la banda despliega con una contundencia envidiable los ingredientes musicales. El vocalista Mark Osegueda siempre le dió un sabor especial al thrash de Death Angel con su modalidad característica para encarar los temas y aquí canta mejor, explota lo más potable de su registro. Su pico de rendimiento llega en el excelente lento/semi acústico titulado “A Room With A View” (Usado para promover al grupo en cadenas como MTV), que no es el tipico hit “ganchero” sino que transmite una notable nostalgia y solemnidad.
El disco se cierra con “Disturbing The Peace”, poseedor de un coro de tribuna y ganchero, machaques incesantes de violas junto al tronar de la batería y bajo (De alto desempeño en este track), más el remate con “Falling Asleep” que tras una falsa intro de cajita musical desemboca en riffs furiosos, velocidad y vértigo amalgamadas con secciones más machacosas y lentas.
Desgraciadamente durante una gira sufren un accidente con su ómnibus en donde varios de ellos sufren heridas de importancia, y al poco tiempo Geffen Records les da las hurras.
Un tercer acto que es para morirse del gustazo y sentarse en la primera fila del teatro que se incluye como arte de tapa.
Calificación: 9/10
. Para entender un poco a “Act III” y sus circunstancias hay que hacer un breve repaso histórico de la banda. Cinco pendejos que con su primer álbum “The Ultra Violence” lograron hacerse un lugar dentro de la escena de la mano de un thrash bien primitivo en la línea del primer Metallica/Exodus (En donde su mayor problema era tocar en vivo por ser menores). Para “Frolic Through The Park” se vuelven más técnicos y empiezan a incorporar leves elementos de funk a la par de más coros melódicos con excelentes resultados y repercusión en las revistas del palo.
Para aquellos años una banda de thrash que prometía mucho eras fichada por un sello grande, ya que estaban todos a la pesca del “próximo Metallica”. Esto le ocurrió a Exodus, Flotsam And Jetsam, Meliah Rage, Annihilator y muchas más que al final terminaron despedidas porque no vendieron lo que estos sellos imaginaban. Death Angel firma contrato con Geffen Records (El sello que tenía a Guns N´ Roses), y les ponen uno de los mejores productores posibles para que les produzca este “tercer acto”: Max Norman.
“Act III” de entrada no me enganchó, casualmente la misma persona que me afanó el CD de “Frolic” unos años antes tuvo la amabilidad de hacerme una copia en cassette de este tercer disco. No sé si era el momento o qué, pero fue el típico álbum que pasó sin pena ni gloria luego de dos oídas. Vaya a saber por qué causa al año lo volví a escuchar y me enganché muchísimo al punto que es mi disco favorito de la banda.
En “Act III” la banda maduró muchísimo no sólo en las composiciones - más variadas siempre dentro de lo que es el thrash - sino en las ejecuciones. Todos los temas tienen gancho, energía y fluidez, pero con diferentes matices. El disco arranca a todo vapor con dos temas excelentes, la velocidad, trabazón y melodías de “Seeming Endless Time”, y la contundencia de los innumerables machaques que arremeten en “Stop”.
El ingrediente funk se hace muy palpable en la sección rítmica que conforman el baterista Andy Galeon y Dennis Pepa, lo cual le da un groove diferente a tracks como “Discontinued” o “Stagnant”, tema en donde la banda despliega con una contundencia envidiable los ingredientes musicales. El vocalista Mark Osegueda siempre le dió un sabor especial al thrash de Death Angel con su modalidad característica para encarar los temas y aquí canta mejor, explota lo más potable de su registro. Su pico de rendimiento llega en el excelente lento/semi acústico titulado “A Room With A View” (Usado para promover al grupo en cadenas como MTV), que no es el tipico hit “ganchero” sino que transmite una notable nostalgia y solemnidad.
El disco se cierra con “Disturbing The Peace”, poseedor de un coro de tribuna y ganchero, machaques incesantes de violas junto al tronar de la batería y bajo (De alto desempeño en este track), más el remate con “Falling Asleep” que tras una falsa intro de cajita musical desemboca en riffs furiosos, velocidad y vértigo amalgamadas con secciones más machacosas y lentas.
Desgraciadamente durante una gira sufren un accidente con su ómnibus en donde varios de ellos sufren heridas de importancia, y al poco tiempo Geffen Records les da las hurras.
Un tercer acto que es para morirse del gustazo y sentarse en la primera fila del teatro que se incluye como arte de tapa.
Calificación: 9/10
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