lunes, 14 de octubre de 2019

IRON MAIDEN en ARGENTINA "Legacy Of The Beast Tour"



Lugar del show: Estadio José Amalfitani (Velez Sarsfield)
Fecha: Sábado 12 de Octubre de 2019.
Grupos Soporte: Serpentor (Argentina), The Raven Age (Inglaterra)
Concurrencia: 50000 personas.

Setlist:

Parte basada en la guerra:

1) Churchill's Speech
2) Aces High
3) Where Eagles Dare
4) 2 Minutes to Midnight
5) The Clansman
6) The Trooper

Parte basada en la religión:

7) Revelations
8) For the Greater Good of God
9) The Wicker Man
10) Sign of the Cross
11) Flight of Icarus
12) Fear of the Dark

Parte basada en el infierno:

13) The Number of the Beast
14) Iron Maiden

Bises:

15) The Evil That Men Do
16) Hallowed Be Thy Name
17) Run to the Hills


(Por Martín Gasa, más abajo hay una segunda review)

Toda la semana fue una rareza. Los meteorólogos pronosticaban desde tormentas, granizos y lluvias para la hora del evento. La banda el día anterior fue condecorada por una diputada en el Congreso. Desde el vamos no era un show más de Iron Maiden. En lo que a mí concierne mi reconciliación con ellos en vivo se da luego del sublime show revisionado aquí mismo de la gira "The Book Of Souls". Me había cansado de ellos y de lo que se hablaba de público abucheando banderas, vallas que se rompían, sobreventas (Que padecí en el Ferro 2008) pero Iron Maiden fue mi inicio al heavy metal en 1984 con "Acto De Locura" luego de ver el video de "El Soldado" en el programa de aire "Música Total" y ellos significan demasiado para mí como lo fue KISS en 1980 con "Dynasty". Esto no me lo debía perder pero quería verlo sin problemas climáticos en lo posible. ¿Se imaginan ver a Iron Maiden en medio de una lluvia de piedras pero que caiga desde las nubes?. Por suerte Eddie espantó todo y nada de eso pasó, llegamos con un grupo de amigos míos mientras la banda del hijo de Steve Harris The Raven Age daba un buen show con buen sonido y era respetuosamente aplaudida por un público que en el campo se comportaba bien y lo colmaba como nunca he visto. Los técnicos ponían a punto todo en el escenario pude percibir que realmente el clima que se respiraba era tranquilo con un público mayor de 40 años en el que algunos hasta trayeron a sus hijos. Pero a las 21:20 arrancó todo con Churchill hablando antes de lanzar el ataque y sus aviones atronando en las pantallas saliendo la banda prendida fuego interpretando "Aces High". Un avión de la segunda guerra mundial los acompaña arriba haciendo distintos malabares fue impresionante verlo con su tamaño y maniobras. El show se da tanto en lo sonoro como en lo visual con bastante preponderancia de esto último para lo que estabamos acostumbrados. Bruce Dickinson desata todos sus agudos con vestuario de piloto de guerra. Nicko McBrain tapado con una suerte de telón camuflado en ese momento tuvo un sonido de batería impresionante - sobre todo en sus bombos y toms - y ya se veía venir que la calidad del mismo iba a ser excelente como lo fue en el 2016. Como describí arriba el show se distribuía en tres ejes: La guerra, la religión, y el infierno. Para la primera parte conmovió escuchar "Where Eagles Dare" y la muy lúcida inclusión de un tema de la época de Blaze Bayley en donde Bruce habló en inglés antes del mismo sobre la libertad, sobre Escocia, William Wallace y el obligado film "Corazón Valiente" (¿Por algo es un hombre algo culto no?) nada más ni nada menos que "The Clansman" en donde todo el estadio explotó durante el estribillo. En cuanto a las guitarras Dave Murray y Adrian Smith siempre dando lo que uno espera de ellos, se reparten solos sincronizándose milimétricamente, Janick Gers (Guitarrista que en su momento reemplazó a Adrian Smith en 1990 pero se queda en la banda a pedido del mismo Smith cuando vuelve) está un peldaño atrás pero le dan más rol del que tenía cuando empezaron con todo este asunto de las tres guitarras. Y Harris.... por favor, emociona ver al bajista/fundador con tantos años en formol, pie en el retorno coreando cada tema. Y.... "The Trooper" con toda su furia de la mano de un Eddie gigante que batallaba contra la espada de Bruce - en donde el manejo del arma y sus movimientos eran impecables (En fin, por algo es esgrimista desde hace muchísimos años) - más el agregado para muchos inesperado de que en la parte de los solos se va al flanco derecho del escenario y agarra una bandera Argentina (Ahí ovacionaron varios) con la cual asesina a la mascota. Cabe mencionar que esto se hace en TODOS LOS PAISES con la bandera del lugar donde están tocando y no fue ninguna demagogia ni nada vinculado a borrar recuerdos del show de Enero de 2001 en el mismo estadio donde mucha gente se confundió pésimamente cuando se alzó la bandera de la Union Jack.


("¿Ahora me van a putear por qué no la hice flamear tanto?")

Todo muy escénico con Bruce arengando a Eddie haciéndole arenga de que era un "pajero" y esquivándolo por debajo para escaparse. El show se daba mucho en el escenario y ahí ya estaba más pendiente de los detalles que del sonido mismo (Que seguía diez puntos). Cambia el escenario y de decoración bélica se muta a religiosa. "Revelations", esa gema del tercer disco no tiene tanto despliegue visual pero uno de los momentos de la noche fue en un tema de "The X Factor" (Primer disco sin Dickinson desde "The Number Of The Beast"). "Sign Of The Cross" fue la perfección de inicio a final con TODO EL ESTADIO EN SILENCIO mientras los cantos gregorianos de introducción atronaban y Bruce arrancaba el tema que originalmente cantó su sustituto Blaze Bayley cruz en mano con casi más de diez minutos de variantes, solos, climas y una banda que parece no agotarse con el paso del tiempo sino TODO LO CONTRARIO. No sé si fue mi momento favorito de la noche. Vino Icaro volando con "Flight Of Icarus" y Bruce usando lanzallamas mientras contaba la historia de que quiso volar hasta el sol y sus alas se derritieron, cosa que vimos con el inflable al final del tema. "Fear Of The Dark" (INMENSA la parte artística de Dickinson con máscara y farol) es un tema muy querido por el público argentino, acaso el más coreado de la noche y dio por fin la parte religiosa. Se vino el infierno con sobre todo temas del segundo disco: "The Number Of The Beast" que volvió a atronar el Amalfitani y el obligado "Iron Maiden" con un Eddie inflable atrás que metía miedo. Yo no daba crédito a todo lo que veía. Parecía Iron Maiden sonando con toda la furia pero en plan obra teatral en tres suites en donde Dickinson al ser actor interpretó a la perfección cada rol perteneciente a el protagonista de cada tema sin dejar de deslumbrar con su voz y despliegue escénico. Y los bises con "The Evil That Men Do", la inmensa "Hallowed Be Thy Name" (Que me mata cuando entra en ese relajo para explotar luego con toda la furia hasta terminar), y la inoxidable "Run To The Hills" con sus galopes que si no te conmueven no mereces estar vivo (?). Iron Maiden volvió y demostró que son seis personas que pasan las seis décadas con un balance impresionante. Quieren hacer dos Rivers en la próxima según Bruce pero lo más importante es que de las bandas referentes ellos están en una forma excelente y por todo el mundo dan giras de altísimo nivel. Los que estuvimos el sábado en Velez no nos vamos a olvidar de esto nunca más... fue increíble. Cuantas bandas actuales deberían aprender de estos tipos. En un país en donde manda el reggaetón la Doncella de Hierro volvió a plantar bandera y superó el show de la gira de "The Book Of Souls" que ya fue demasiado. Y amenazan con volar más alto.... Párrafo aparte para los organizadores del evento, impecable haciendo ágil los accesos para todos los sectores. Cuando se hacen las cosas bien hay que mencionarlo.

Calificación: 10/10

PD: Grabé videos y los compilé. Para quién no haya ido es un buen material de referencia.



(Por Fernando Boido)

Desde hace quince años a la fecha, Iron Maiden combinó grabaciones de álbumes respetables con giras rememorando sus mejores épocas, transitando la delgada línea que separa la recreación de su pasado glorioso con vivir del mismo. Y probablemente haya salido airoso porque lo hizo con la suficiente vuelta de tuerca para que ello no ocurriese y por la demanda de generaciones de fans que no vivieron o vieron en directo eso en su momento. 

El show del tour de “The Book Of Souls” que la banda ofreció en marzo del 2016 fue por lejos lo mejor que se vio por estos lares por diferentes razones, y considero que debe ser el parámetro para calificar a partir de ahora las restantes actuaciones que el grupo tenga aquí... y que parecerían ser varias por el estado demostrado en los últimos años más allá de su longevidad. 

La cuestión es que Maiden empezó a fines de mayo del año pasado en Europa una gira para promocionar el lanzamiento del videojuego llamado “Legacy Of the Beast” con un espectáculo basado en diferentes actos que resumen su mundo compositivo: la literatura, la historia, la religión (con cielo e infierno incluido) y la fantasía. 

Tuve la posibilidad de presenciar dos recitales en junio del 2018, y nuevamente la banda demostró que aún recurriendo a su histórico catálogo, no se repite, se reinventa permanentemente ofreciendo algo nuevo y que el paso del tiempo le fuera ajeno. Es por esas razones que hace algunos años renové mi entusiasmo con ellos luego de considerar que no tenían mucho más para dar, y no me sorprendió que esta undécima visita a Buenos Aires estuviera rodeada de una mayor expectativa a la habitual , quizás a partir del recuerdo del anterior e insuperable Vélez, al punto de haber agotado entradas como nunca antes (cierto: el estadio con 50.000 personas rebasaba por todos lados, en especial el campo) o que el establishment político y periodístico tome nota después de cuarenta años de la intelectualidad del conjunto, ya sea por la complejidad de su música como por el contenido de sus letras y temática compositiva o el alto nivel de capacidad cultural, deportiva y empresarial de Bruce Dickinson. Prueba de ello fue la distinción como “Visitantes de Honor” por la Cámara de Diputados de la Nación (en una decisión al menos curiosa y discutible, y no porque los méritos del grupo no lo merezcan o sean demasiado pocos para recibir una mención de una Institución tan bastardeada como el Congreso) o los positivos comentarios pre y pos show de diarios como Clarín y La Nación que jamás se caracterizaron por entender de que trata esto del rock (y menos del heavy metal). 

Finalmente, el sábado 12 de Octubre pasado y luego de rezar todo el día para que parase la lluvia, alrededor de las 21: 20 hs. Iron Maiden pateó el tablero nuevamente de entrada con “Aces High” y un avión Spitfire de la Segunda Guerra sobrevolando el escenario con Dickinson comandado todo desde su traje de piloto. Un sonido atronador, con cuerpo y claridad, casi tan perfecto como el del show de “The Book Of Souls” y una puesta en escena deslumbrante, sin escatimar nada respecto de la que presentan en Europa y USA y tan ambiciosa como la de las eternas giras de “Powerslave” y “7th Son...” nos dieron la bienvenida al “Legacy Of The Beast Tour”. 

Con un repertorio centrado en sus tres mejores álbumes (“Number...”, “Piece...” y “Powerslave”), y Nicko McBrain literalmente atrincherado en su espacio, la primera parte del recital se basó en la guerra, con clásicos como “Two Minutes To Midnight” y “The Trooper”, con la aparición de Eddie caracterizado como en la tapa del single, quien trenzándose en una lucha a espada limpia con Bruce recibe un disparo del mástil de una bandera argentina en la estrofa “He pulls the trigger and I feel the blow” aunque por suerte de pie solo se retira refunfuñando... pero los temas que arrasan son “Where Eagles Dare” y “The Clansman” con su estribillo pidiendo la libertad de Escocia coreado por toda la cancha. 

Con un ambiente ardiendo y con la cara y el kit de Nicko ya visibles, la escenografía cambió a una iglesia/ castillo/ palacio con columnas, vitrales y arañas candelabros colgando de las parrillas de luces para iniciar el segundo tramo del espectáculo dedicado a la religión y la mitología. 

La seguidilla fue increíble, con esa perla que es “Revelations”, “For The Greater Good Of God” (del (acaso) injustamente desapercibido “A Matter Of Life And Death”), “The Wicker Man” y probablemente el momento álgido del show: la épica “Sign Of The Cross” con sus más de diez minutos de coros gregorianos y picos metálicos, en donde para ser quisquillosos la ausencia de explosiones en la parte instrumental le restaron algo de la pomposidad escénica, pero puso en evidencia junto a “The Clansman” la revalorización del material grabado con Blaze Bayley (en especial la del genial “The X Factor”), y a mi consideración el tema estrella de la noche junto a “Flight Of Icarus”, de vuelta en el repertorio desde el “Somewhere On Tour”, con Dickinson lanzando fogonazos e Icaro desvaneciéndose por las llamaradas del sol...

Redundante es referirse a la vitalidad y despliegue de los músicos, que superan los sesenta años y el tiempo no parece hacerles mella: desde la muralla sonora que sostienen Harris- McBrain, pasando por el ataque del trío de guitarras Murray- Smith- Gers, con riffs eternos que parecen compuestos ayer hasta el descomunal despliegue de Bruce, quien esta vez a sus habituales cualidades (canto, baile, inteligencia), les agregó sus dotes de actor, personificando, gesticulando y dramatizando cada tema con sucesivos cambios de vestuario. No creo equivocarme si digo que más allá de el liderazgo de Steve Harris, las virtudes del resto de los integrantes y la historia que arrastra el grupo, nada sería igual sin el cantante, a mi juicio el miembro fundamental: su ingreso cambió la carrera de la banda y su vuelta la relanzó hasta convertirla en leyenda. 

Y también hay que decir que si Maiden fue una aplanadora y las últimas presentaciones distan de parecerse a las primeras en nuestro país se debe en principio a las mejores condiciones de producción con las que se presenta (aún cuando no existen recintos adecuados para que actúe), en especial el sonido... ya no hay más vaivenes, altas y bajas estrepitosas de volumen ni ajustes durante todo el recital... pero la otra razón lisa y llana es que los músicos tocan mejor... después de cuarenta años y canciones que se parecen tocarse solas... se puede mejorar? Si, la prueba está en estos tipos que suenan más ensamblados, prolijos y menos acelerados que en aquellas actuaciones de los '90 o inicios del 2000. 

En la sección final del espectáculo la combinación de temas no fue tan estricta por sus letras, continuando con “Fear Of The Dark” (emblema en este país), el escenario verdaderamente en llamas con “The Number Of The Beast” y un Eddie gigante con cuernos personificando al mal en “Iron Maiden”, momento que a esta altura sirve más como excusa para la aparición de la mascota que otra cosa. 

Para el bis llegaron “The Evil That Men Do”, una tremenda versión de “Hallowed By Thy Name” y la locura del final con “Run To The Hills”, en medio de un estadio que se caía, una banda sacada y explosiones de despedida hasta la próxima. 

Todavía extasiado y a varios días de un recital casi tan sublime como el anterior de “The Book Of Souls”, digo que definitivamente Iron Maiden logró lo que diez años atrás me parecía imposible: tener expectativas aún con ellos y creer que todavía tienen cuerda para rato. Y nunca más acertado el nombre de “Legacy Of The Beast ” para esta gira, puesto que reversionan su legado sin recurrir a la nostalgia manteniéndose enteros y actuales... y más grandes que nunca. 

 Up The Irons !!! Asi parece, cada vez más arriba... 

Calificación: 10/10

No hay comentarios:

Publicar un comentario