Ya conocía a esta banda por su disco debut "Forbidden World" (2011) y había escuchado por arriba este nuevo disco (Que se hizo rogar unos años) pero al reparar en muy buenos comentarios tanto de fans como de medios especializados lo escuché con detención ya que no le presté la atención debida o se me pasó en épocas en donde hay 34878384737847 bandas y poco tiempo para escucharlas. El quinteto sueco aquí arremete con un old school thrash metal más old school que lo old school mismo en donde se ve mucho la influencia - a mi humilde entender - de Possessed, el primer Slayer y el primer Destruction. No van a las chapas pero sí lo suficientemente rápido. El batero Sven Nilsson le da para que tenga a la bata y se sienten esos palazos y casi la sensación de que hay esfuerzo para darle a la cosa. Los riffs son bien secos, malignos, y la producción lógicamente tira a ser lo más ochentosa posible. El vocalista A. Sunesson parece la cruza perfecta entre Jeff Becerra y Schmier (El viejo, no el actual) y es quién ayuda a acrecentar el factor rabia en cada tema. Hay dos instrumentales, uno que es la intro del disco en sí desembocando en "Savage Mutilations" y otro de diez minutos ("Chernobyl 1986") todos los tracks agreden y hacen sangrar tal el caso de "The Black Pharaoh" (Recontra Possessed con algo del primer Kreator), "Fall Of The Temple Of Solomon" o el tema título que es muy Slayer del debut. Así y todo mantienen su identidad si bien las influencias son obvias. Me la juego que al amante de este tipo de thrash este disco le va a gustar sin rodeos: nada de cerveza, política y contaminación, nueve tracks en tu cara y con toda la mala en cuarenta y cinco minutos.
Calificación: 8/10
Calificación: 8/10
No hay comentarios:
Publicar un comentario