Con un retraso de más o menos diez años descubro este trabajo y lamento no haberlo hecho antes. Su disco debut (“Considered Dead”) me había parecido “del montón sin ser malo” , por eso le perdí pisada a la banda. Pero un día un conocido (sorprendido) me pregunto por qué diablos no escuché este CD habiendo escuchado otros tantos excelentes. Al final lo hice en primera instancia en mp3: me caí de culo al piso ante tamaña exhibición musical única. Recién esta última semana gané el original usado que pueden ver en un remate de EBay. Que difícil escribir sobre este INMENSO trabajo. Habría que olvidarse de los dos discos anteriores y decir que este disco es una experiencia que va más allá del death metal mismo, desafía el rótulo convirtiéndose en uno de los discos realmente más originales que haya escuchado en toda mi vida. Acá hay elementos de death metal: riffs disonantes, doble bombo, pero es todo endiabladamente retorcido con cientos de matices de disonancias, rebajes rítmicos, climas esquizoides, y pasajes variadísimos POR TODOS LADOS. No se me ocurre una puta referencia de banda que haya hecho algo por el estilo para darles. Imaginen a estos tipos arrancando con un riff, enfermandolo hasta descomponerlo pero sin sacarlo de su cauce y mutandolo en infinitas versiones durante los más de sesenta minutos que dura el CD, y lo mismo con los tempos: Amagan para el blast beat y cuando creés que los tenés bajan a tiempos casi doom para volver un tanto a la velocidad (Que no es excesiva).
Luc Lemay y Steve Hurdle tocan los riffs más infectos/malparidos que te puedas imaginar, pero el resultado es increíble, chocante, enfermizo y a la vez maravillador por lo introspectivo y bien logrado de los violazos que se mandan. Lemay (Fundador, y a la vez vocalista además de violero) canta como si estuviera en una sala de terapia intensiva luchando por su vida, lo cual potencia toda esta genialidad esquizoide. No se me ocurre un tema para recomendar de los doce (Sobresale un tanto por los demás el arrastrado y macabro “Clouded”), agarren y deglútanse esta obra maestra totalmente oculta para las masas. Si a primera oída quedaste shockeado dale una segunda chance que es lo normal. Tras sucesivas escuchas, este disco va creciendo en el oyente. Producido por Pierre Remillard (Ex guitarrista de Obliveon) junto a la banda, el sonido es enorme, nítido y gordo, se percibe cada inflexión de los instrumentos, lo cual redondea el balance final de toda esta oscuridad: un CD imprescindible que no se debe dejar pasar por alto.
Calificación: 10/10