Tratándose de mi banda favorita en todo el metal, debía esta review que se me pasó por alto más que nada por distracción y por la naturaleza del CD. Ya que “Unfinished Business” no es un álbum propiamente dicho sino una sumatoria de demos, mayoritariamente grabados en el período comprendido entre la expulsión del grupo por parte del sello Epic hasta la búsqueda (infructuosa) de un nuevo sello antes de 1996. El sello Screaming Ferret Wreckords compiló los mismos y se encargó de este lanzamiento en el 2003.
La base rítmica que grabó los tres primeros discos no está (Stuart Dowie y Jesse Johnson), son sustituídos por Sully Erna (Quién luego cantaría en la banda Godsmack) y Keith Vogele. Se abre el disco con un tema 100% Meliah Rage, “Mind Stalk” lleno de riffs agresivos pero que mantienen la armonía y la melodía, y un vocalista que calza perfectamente con la música (Mike Munro, a quién podríamos definir como un “James Hetfield más melódico”). Pero en “Moment Of Silence” y “Ruthless” uno advierte que era lo que estaba pasando en el seno de la banda en cuanto a su orientación musical: antes las composiciones eran efectivas, fluídas y pegaban directo al oyente, y en estos dos temas se advierte claramente al escucharlos como los temas intentan ir a una dirección para cambiarla a los treinta segundos (En “Moment Of Silence” es más que evidente). Pese a ello los temas son contundentes y retienen algo del sonido madre de la banda.
La base rítmica que grabó los tres primeros discos no está (Stuart Dowie y Jesse Johnson), son sustituídos por Sully Erna (Quién luego cantaría en la banda Godsmack) y Keith Vogele. Se abre el disco con un tema 100% Meliah Rage, “Mind Stalk” lleno de riffs agresivos pero que mantienen la armonía y la melodía, y un vocalista que calza perfectamente con la música (Mike Munro, a quién podríamos definir como un “James Hetfield más melódico”). Pero en “Moment Of Silence” y “Ruthless” uno advierte que era lo que estaba pasando en el seno de la banda en cuanto a su orientación musical: antes las composiciones eran efectivas, fluídas y pegaban directo al oyente, y en estos dos temas se advierte claramente al escucharlos como los temas intentan ir a una dirección para cambiarla a los treinta segundos (En “Moment Of Silence” es más que evidente). Pese a ello los temas son contundentes y retienen algo del sonido madre de la banda.
En el resto de los temas, que son muy buenos, se nota básicamente lo mismo: es Meliah Rage pero una composición que pinta para el gol del campeonato amaga para un sonido más machacoso, o más técnico, como si hubieran intentado probar con otros matices de thrash a fin de seducir sellos para obtener un contrato. Afortunadamente “Blacksmith” con unas armonías en el estribillo que ESTREMECEN y el muy headbangero “Possessing Judgement” y su riff inicial que recuerda al de “Deadly Existence” de su debut son las excepciones ya que tienen ese feeling tan personal en las violas más la excelente voz de Munro, dando la impresión de que serían la continuación lógica del disco “Solitary Solitude” y logran los dos mejores momentos de este compilado de demos.
Se repite el sindrome de no definición musical en “Violent Force” : voces desconcertantes, coros gritados y falta de melodía por tratarse de una banda de este calibre. Afortunadamente “Season To Kill” y su cabalgata rítmica en la línea de “Kill To Survive”, más algunos rebajes y machaques simpáticos, levantan la cotización de este “asunto pendiente” pero el saldo final es el que casi mantiene la constante en la mayoría de los temas. Era muy obvio que les dolió la partida en Epic, y se replantearon musicalmente cosas que no eran necesarias de modificar. Ellos no estaban equivocados, el grunge vendía, y a proposito de ello, el ultimo track es un reportaje a Anthony Nichols en donde cuando se le pregunta el porqué de la salida del sello dice “Grunge killed Us” (El Grunge nos mató).
Se repite el sindrome de no definición musical en “Violent Force” : voces desconcertantes, coros gritados y falta de melodía por tratarse de una banda de este calibre. Afortunadamente “Season To Kill” y su cabalgata rítmica en la línea de “Kill To Survive”, más algunos rebajes y machaques simpáticos, levantan la cotización de este “asunto pendiente” pero el saldo final es el que casi mantiene la constante en la mayoría de los temas. Era muy obvio que les dolió la partida en Epic, y se replantearon musicalmente cosas que no eran necesarias de modificar. Ellos no estaban equivocados, el grunge vendía, y a proposito de ello, el ultimo track es un reportaje a Anthony Nichols en donde cuando se le pregunta el porqué de la salida del sello dice “Grunge killed Us” (El Grunge nos mató).
Un disco que dificilmente interese a quienes no son fans del grupo por su falta de homogeneidad, si bien hay mucha fuerza, melodía y buenos ejecutantes.
Calificación: 7/10