La disquería Excalibur durante 1990 empezó a traer muchos CDs. Si bien Menem ya había asumido la presidencia aún no había “convertibilidad” y acceder a una edición importada era hipercostoso a diferencia de lo ocurrido durante los noventa.
Por ende no había Internet, sitios web, downloads: debíamos ir a la disquería con nuestro cassette virgen, pedirle al disquero que nos ponga algún tema del álbum en cuestión (A veces descubierto por leer revistas importadas y las pocas locales que habían, o “de boca en boca”, y otras por recomendación expresa de los mismos disqueros o algún prócer que estaba allí y te tiraba una fija).
En caso de querer una copia había que esperar una semana para que lo graben, por todos los pedidos que tenían. Al final lo llegué a tener en cassette importado allá por 1993, pero me terminé comprando el CD en 1995.
Para el caso de “Thrash Zone”, me lo recomendaron directamente los muchachos de Excalibur. Yo no había escuchado nada anterior de D.R.I., pero sí tenía asociado el nombre de la banda al hardcore. Sabía que en aquella época muchas bandas de ese estilo aprovechando la popularidad creciente del thrash empezaban a sacar discos amalgamando elementos de ambos estilos.
Se empezó a gestar el nombre “Crossover” para denominar a esas bandas (Casualmente como el tercer disco de estos tipos). Bandas como Cro-Mags, Suicidal Tendencies, Gang Green y Excel (por mencionar algunas nomás) sacaron CDs muy interesantes dentro de estos parámetros. La consigna: “Equilibrar” la furia callejera y el contenido social del hardcore con los riffs más filosos y agresivos del thrash.
Pasó la lógica, numerosos fans de ambos géneros no se bancaron esto y era común leer en revistas como “Thrash Metal” cartas de lectores puteando a las bandas “Porque intentan tocar thrash y son hardcore”. Incluso hubo una frase que se usaba en aquel entonces (Que no comparto para nada, aclaro): “Cuando las bandas de hardcore aprenden a tocar empiezan a hacer thrash”
Volviendo a esta “Zona de Thrash”... desde la tapa (ver arriba) hasta cada tema que lo integra, este CD es un caño total. Un sonido de viola con riffs potentes, simples, acelerados y asesinos, con un Spike Cassidy inspiradísimo (Actualmente combatiendo contra un cáncer de colon). “Thrash Zone” es para pasarsela headbangeando todo el tiempo o hacer pogo sin parar adonde sea. De nuevo, la tapa vale más que mil palabras.
La sección rítmica (Felix Griffin en la batería, y el debutante John Menor en el bajo) te asesina, van desde la velocidad hasta el machaque adictivo, como en “Thrashard” (Mejor nombre imposible), “Strategy” y “Abduction”, o llevar un tempo de lento a descontrolado en “Give a Hook” y despacharse con un tema corto y letal (“Working Bee”). Los tipos siempre trataron temas sociales, en “Kill The Words” hablan de “Los Versos Satánicos” de Salaman Rushdie. Kurt Brecht te grita todas las letras en la cara. Punto.
¿Elegir Un tema entre tantos buenos?. “Beneath The Wheel”. El riff de inicio es... demoledor.
No hay mucho más para desmenuzar, esto es para ponerlo al mango y que se te incendie la cabeza. Muy buena la producción de Bill Metoyer, haciendo que suene todo potente y nítido.
Discazo total que hoy en día sigo escuchando cada tanto para ponerme las pilas cuando ando mal de ánimo.
Calificación: 9.5/10