sábado, 18 de abril de 2015

KISS en ARGENTINA (Estadio Velez Sarsfield, Jueves 16 de Abril de 2015)


(Rewiew escrita por Fernando Enrique Boido)

Empecé a escuchar y apasionarme por la música hace 36 años; eso me cambió la vida y me seguirá marcando por siempre. Y lo hice por KISS.  De ahi que la banda dejó de ser para mi meramente un gusto musical para pasar a ser algo que va más allá y verdaderamente tiene que ver con los sentimientos.  Es en ese punto que un grupo como KISS pueda ser comparado con los Beatles, por aquello de la intensa interelación fan- artista y su capacidad para atraer a sus huestes distintas generaciones de público a través de los años.

Aún hoy los chicos empiezan en la música por los Beatles... pero también lo hacen por KISS.  

Durante años los fans de KISS fuimos maltratados aquí y afuera por el desconocimiento de la prensa ignorante y la sordera de la intelectualidad musical; KISS era grasa y sin vuelo artístico, una banda durante tiempo subestimada y descalificada. Pero no cualquiera llega a los 40 años de carrera (42 para ser exactos) de casualidad, basándose solamente en la espectacularidad de su imagen y shows.

El reconocimiento de gente como Paul McCartney, Jimmy Page o Paul Rodgers y sus colegas contemporáneos, sin contar las muchas camadas de grupos a los que  influenciaron desde los 80s hasta nuestros días, los millones de fans que los siguen o ser una de las tres grandes e históricas bandas americanas de rock junto Aerosmith y Van Halen (Y probablemente una de las veinte más importante de la historia) desmienten esa afirmación... no se puede engañar tanto tiempo a tantos.

Y el jueves 16 de abril de 2015 bajo el pretexto de su gira 40 aniversario, KISS dió su décimo concierto en Buenos Aires. Precedido por la expectativa de siempre para con su gente, pero en un mar de dudas y comentarios no muy auspiciosos. 

Cambio de estadio, acaso floja venta de entradas, y las interminables discusiones en la web de sus propios fanáticos, entre el bando de quienes aprueban la historia y el presente del grupo, y aquellos que se transformaron en las viudas de la formación original de los '70 que inició la leyenda y constituyó el legado musical más importante, pero que sin ver más allá no aceptan que Ace Frehley y Peter Criss son dos señores grandes (a la par de Paul Stanley y Gene Simmons) y ex músicos, cuyos excesos y conductas erráticas les han pasado facturas, y sus capacidades para tocar y sobrellevar el ritmo de actividad de un grupo como KISS ya flaqueaban hace casi veinte años en la gira de la reunión.

Como alguna vez dijo Stanley "No estariamos aqui sin ellos, pero tampoco con ellos hoy".  Tommy Thayer y Eric Singer quizás sean usurpadores de sus personajes (No en realidad ya que Frehley y Criss vendieron sus derechos a Simmons-Stanley y el manager Doc McGhee) pero son a la vez quienes permiten que la banda siga girando con nivel. 

Hasta el propio Stanley era también centro de comentarios... Una fallida operación de nódulos en la garganta en el 2012 que no dió los resultados esperados, conspira contra la brillante e interminable voz que tuviera durante 35 años y lo tiene a maltraer actualmente, golpeando al corazón musical del conjunto.  Como muestra vaya algunos shows del 2014 y el de Santiago de Chile el pasado 14 de abril en un estado tristemente lamentable pero aún así orgulloso antes de preferir pistas engañosas.    

Y es por la longevidad de la banda (Que no sube a un escenario meramente a tocar) y la incognita que genera para su futuro la voz de Paul, que esta visita tuvo de antemano la sensación de ser la última para varios de nosotros; y por ello es que particularmente esta vez no iba a exigirles nada, sino solamente homenajearlos y disfrutar por todos los momentos pasados.                            

Ante 45 mil personas en un estadio colmado en un 90%, y precedido por el característico "All right Buenos Aires... you wanted the best, you got the best... the hottest band in the world...", KISS salió a honrar su legado a con huevos y pasión, a despejar las dudas y a pelear contra las adversidades, inclusive las climáticas, ya que por el viento se canceló la caida del telón de apertura o se suprimieron las lenguas de fuego en lo alto del escenario en "God Of Thunder" para evitar que un llamarada acabara con el techo.  Si KISS llegó a donde lo hizo fue entre otras cosas gracias a su metódico profesionalismo, no estamos hablando de gente improvisada como Great White o Callejeros...   

En una versión reducida del escenario que presentaron en la residencia en el "Hard Rock Casino" de Las Vegas hace seis meses y los recitales de Japón este año (sin las pantallas gigantes a los costados y los elevadores de Simmons y Thayer) pero con toda la carga de humo, fuego, bombas, y serpentinas, KISS disparó tres cañonazos uno tras otro sin intervalos: la histórica "Detroit Rock City", una aplastante "Creatures Of The Night" que fue la primer joya de la noche, y el regreso a los '90 y la reunión con "Psycho Circus". 

De entrada las cartas estuvieron echadas: sonido parejo de principio a fin, con cuerpo, claro y fuerte; ejecución exacta, una banda aguerrida y una puesta en escena igualmente impactante con mucha pirotecnia, explosiones, un arsenal de luces y lásers impresionantes, hicieron el mejor concierto de KISS en Argentina no solo de esta formación sino de su etapa con maquillajes, solamente superado por la inolvidable visita del '94 (con el propio Singer y Bruce Kulick) en su etapa musical más importante de los últimos 20 años. 

Y parte de las buenas condiciones en que se desarrolló todo tuvo que ver el estadio a pesar de la desastrosa organización por parte de la productora Fénix. 

Partiendo de la premisa que no hay en Buenos Aires un recinto adecuado para recitales con buena acústica y que KISS jamás tocó a cielo abierto en un lugar que no fuera River, la elección de Vélez fue acertada. Una cancha más chica aunque igualmente difícil de llenar, donde el sonido no se perdió nunca y desde la Platea Baja Norte al menos se vió con cercanía y nitidez absolutamente todo el escenario y cada detalle visual, dando por tierra con las distancias sin sentido del estadio de Nuñez.

Siguió el ya tradicional saludo de Paul ("no hoblo españoul muy bien pero comprendo tus sentientos y mi corazón es suio !!!") y la parte pesada a cargo de Simmons con "I Love It Loud" y "War Machine", un tema que en vivo arrolla. El show de KISS fue ágil, casi sin interrupciones, sin solo de batería y con una corta intervención de Thayer con la guitarra luego de "Hell Or Hallelujah" que sirvió como pretexto para disparar los cohetes desde su clavijero; y si bien la parte escénica fue fundamental como siempre, la banda pareció más que nunca concentrarse en su música y la interacción con el público, en un ritual inexplicable con palabras.         

En 1:45 hs. y 17 temas el grupo dejó en claro para los desprevenidos porque es una máquina de rock que pega una y otra vez, repasando su trayectoria donde no faltaron clásicos eternos como "Do You Love Me?", "Deuce", "Parasite" y hasta la gema de "Hide Your Heart", jamás interpretado en suelo argentino. Inesperadamente "Lick It Up" (una canción hipergastada y que en vivo no ofrece novedades aún con el interludio de "Won't Get Fooled Again" de los Who) se convirtió en el punto más alto, sonando muy cruda en medio de gases y lanzallamas. 

Y es obvio que el grupo no tuvo 40 años desperdiciados, en especial Stanley y Simmons.  Tommy Thayer si bien no tuvo el brillo de sus performances del 2009 y 2012, es innegablemente el imitador más digno que pueda tener Frehley y que hizo recuperar el sonido setentoso del cuarteto original.  Eric Singer es el mejor baterista de hard rock de los últimos 25 años y no solo el más talentoso de los que pasaron por KISS, sino también el músico de mayor nivel con el que cuenta el conjunto; a partir de su técnica y fuerza es responsable de llevar a la banda a un nivel más pesado, dinámico y contundente.  Probablemente toca de distinta manera el mismo tema todas las noches y es una parte imprescindible de la estructura sónica del grupo.

¿Que decir de Paul Stanley? Que decir de un tipo que es EL showman, EL rockero inoxidable, ¿EL artista puro en toda su dimensión?. Alguien al que me es imposible referirme con objetividad por ser mi ídolo de siempre... con 63 años, un estado físico envidiable y su sola presencia, tuvo como es habitual a sus pies a la audiencia durante todo el concierto. Verlo saltar, recostarse y bailar arriba de botas de 20 cms. (con prótesis de caderas y rodillas incluidas), llevar el espectáculo adelante siempre con sus poses y carisma y colgarse en medio del viento y algunas gotas para atravesar el campo y cantar casi al alcance de la mano "Love Gun" fue emocionante. 

Si bien su voz fue claramente la mejor versión que pudo presentar fácil de un año a esta parte (y notablemente superior a la de Chile 48 hs. antes) aguantando estoicamente algunos tonos altos y quizás siendo conciente del desgarro vocal del que no parece tener retorno, suplió esa disminución con una entrega sin límites.  

Y no menos conmovedora fue la actitud de Gene Simmons con casi 66 años y más de 100 kg. de peso y armaduras...

Un Simmons desde hace años desconectado musicalmente, con su tono aguardentoso de ultratumba y un impecable estado se cargó en vivo al grupo para tapar los baches y salir en auxilio de su hermano averiado.  Junto a Singer fueron los responsables de romper huesos y hacer temblar los cimientos de Vélez.  Escupió fuego y desde las alturas y con viento incluido descolló en la épica "God Of Thunder", acompañada en otro truco casual por la inestabilidad del clima con los primeros truenos y relámpagos.                                                                                 

Después de "Love Gun" llegó el final explosivo con "Black Diamond", la batería por los aires y toda la artillería pirotécnica.  Y fue en "Love Gun" que me atrapó la nostalgia: mientras Stanley cantaba bajo la lluvia, imágenes de mi vida junto al grupo empezaron a pasar por mi ojos... en ese momento mi cabeza cerró una historia con la banda, sentí que ya nos habíamos dado mutuamente todo y que si KISS decidiera acabar su actividad luego de este show estaba bien y podríamos continuar en paz. 

El bis fue otra descarga eléctrica y enganchada con "Shout It Out Loud", el estadio viniéndose abajo en "I Was Made For Lovin' You" (y otro instante donde las imágenes se me hicieron presentes), y la fiesta final de "Rock And Roll All Nite".  Luego de cinco minutos de fuegos artificiales y mientras sonaba "God Gave Rock & Roll To You", se largó una tormenta huracanada que no pareció importarle a nadie.                   

KISS hizo honor a su gloria y celebró su leyenda.  Vino, tocó y venció, con el agregado de sensaciones nunca antes experimentadas...

La música purifica el alma y alimenta el espíritu.  Disfrutar a KISS es purificador.

Para ellos... gracias.
  
Calificación: 9/10   

4 comentarios:

  1. Hermoso comentario.. es muy sencillo contar que paso, que temas tocaron o quien desafino, pero transmitir sensaciones, ver mas allá de lo que se ve a simple vista, es la mejor información que podemos recibir quienes no estuvimos ahí.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Gracias por el comentario Alfonso, coincido. Yo si bien fui, Fernando me mandó la review me gustó tanto que la publiqué, me sentí bastante identificado. No era un show más, la banda venía muy criticada, y dieron un gran show.

      Eliminar
  2. La verdad que muy buena review, yo crecí con Kiss, no obstante nunca me fanaticé y más de la mitad de la carrera de ellos no me gusta, pero los discos ochentosos admito que marcaron mi vida musical, esta review se nota claramente que está hecha por alguien que los ama y a pesar de ello no deja de ser 100% objetivo, es una review hecha con el alma, ja, te felicito Martín, quedó muy clara la preformance para aquellos que no fuimos y no la vimos.

    ResponderEliminar
    Respuestas
    1. Walter, no hice la review, fijate arriba quién la firma. Igual va a seguir por acá todo lo que ustedes comenten. Saludos

      Eliminar