miércoles, 23 de mayo de 2007

DEICIDE "Deicide" (1990, Death Metal)


Luego de haber sido aplastado por “Legion” (Su segundo álbum), corrí a comprarme este debut que me había salteado. Creo que por una disquería de la calle Lavalle allá por 1994, unos meses antes que la banda tocara (Y destrozara durante una hora) en Obras Sanitarias junto a Cannibal Corpse, Escabios y Ratos de Porao. Deicide siempre fue considerada una banda blasfema e irreverente, cuestión recalcada por su bajista/vocalista Glen Benton en toda declaración que hacía. Sacrificios con animales domésticos en vivo, grupos religiosos tras la banda, el mismo Benton que prometía su suicidio al cumplir 33 años... pero tras estas posturas había una interesante banda de death metal, en especial por su solidez rítmica.

“Deicide” es un álbum debut muy brutal y potente apuntalado en sus 10 temas por un baterista descomunal que hace la diferencia: Steve Asheim (El cerebro del grupo, Benton es “la cara”). A partir de sus incansables golpes se erigen todos los temas complementados por los oscurísimos riffs de los violeros/hermanos Eric y Brian Hoffmann. Benton vocifera una blasfemia tras otra usando muchos efectos vocales que hacen que su voz fluctúe entre el growl y el chillido. Todos los tracks tienen contundencia y velocidad de sobra, se destacan “Sacrificial Suicide” (El mejor a mi entender), los blast beats lascerantes en “Dead By Dawn”, el vértigo de “Blasphereion” y “Mephistopheles”. No hay muchas variantes musicales porque este disco no las precisa ni importan, ya que el objetivo es alcanzado con creces: bases velocísimas y aplastantes, guitarras llenas de oscuridad, voces demoníacas. Todo en casi 35 minutos.


Debido a su posturas antireligiosas, se las vieron muy jodidas de entrada. Ciertas revistas de renombre se negaban a incluir comentarios o notas de ellos (Metal Maniacs entre ellas), y durante una gira por Inglaterra sufrieron agresiones (verbales y físicas) más robos por parte de fanáticos religiosos. Este debut los puso definitivamente en el mapa del death metal, tras esos primeros pasos bajo el nombre de “Amon”. Scott Burns fue el productor de este disco y responsable de un sonido defiitivamente potente, claro y asesino.

Calificación: 8/10